La rodilla es la articulación más grande del cuerpo, donde se encuentran tres huesos: la tibia, el fémur y la patela. Es una articulación tipo “bisagra”, que permite que la pierna se doble en una sola dirección. A continuación, se detallan las principales partes de la anatomía de la rodilla:

  1. Huesos:
    • Fémur: El hueso del muslo, que forma la parte superior de la articulación de la rodilla.
    • Tibia: El hueso más grande de la pierna inferior, que forma la parte inferior de la articulación.
    • Patela: La rótula, que se encuentra en la parte frontal de la articulación y la protege.
  1. Cartílago:
    • Cartílago articular: Un tejido liso y resbaladizo que cubre los extremos de los huesos en la articulación, facilitando el movimiento suave y absorbiendo impactos.
    • Meniscos: Dos piezas de cartílago en forma de media luna (menisco medial y lateral) que actúan como amortiguadores entre el fémur y la tibia, distribuyendo el peso y reduciendo la fricción.
  1. Ligamentos:
    • Ligamento cruzado anterior (LCA): Evita que la tibia se deslice hacia adelante respecto al fémur y proporciona estabilidad rotacional.
    • Ligamento cruzado posterior (LCP): Evita que la tibia se deslice hacia atrás bajo el fémur.
    • Ligamento colateral medial (LCM): Soporta la parte interna de la rodilla, evitando que la pierna se doble hacia adentro.
    • Ligamento colateral lateral (LCL): Soporta la parte externa de la rodilla, evitando que la pierna se doble hacia afuera.
  1. Tendones:
    • Tendón del cuádriceps: Conecta los músculos cuádriceps (músculos frontales del muslo) con la patela.
    • Tendón patelar: Conecta la patela con la tibia.
  1. Músculos:
    • Los músculos de la rodilla incluyen los cuádriceps en la parte frontal del muslo, que ayudan a enderezar la rodilla, y los isquiotibiales en la parte posterior, que permiten flexionar la rodilla.

Estas estructuras trabajan en conjunto para permitir el movimiento eficiente de la rodilla, proporcionando estabilidad, flexibilidad y soporte a la pierna.